Ingredientes para dos raciones: 125 g. de polenta, 2 piezas de solomillo de ternera, 6 fresas, 1 nuez de mantequilla, 1 cucharada de azúcar, sal, romero y agua.
Debemos preparar la polenta en primer lugar ya que necesitará de un tiempo para enfriarse y coger textura. Para ello ponemos a hervir tres veces la cantidad de agua que de polenta que vayamos a utilizar. Una vez esté el agua hirviendo, sazonamos, ponemos un poco de romero (podríamos poner cualquier otra hierva que nos guste), bajamos el fuego a medio e incorporamos la polenta poco a poco sin dejar de remover. A los pocos minutos, veremos que espesa bastante y es en ese momento cuando retiramos del fuego y extendemos en una fuente amplia para que la polenta quede con un espesor no mayor a 2-3 centímetros. Dejamos enfriar aproximadamente durante 1 hora y media.
Cuando la polenta esté fría, desmoldamos y cortamos unos trozos que pondremos en la bandeja de horno y hornearemos a 180-190º durante unos 10 minutos aproximadamente, siempre vigilando para que no se nos queme.
Mientras la polenta se nos termina, haremos la salsa de fresas. Ponemos en una sartén, a fuego medio-alto, una nuez de mantequilla y cuando esté fundida, añadimos las fresas picadas en cubitos pequeños y las salteamos durante unos 5 minutos con una pizca de sal. Pasado este tiempo, incorporamos una cuchara de azúcar, bajamos el fuego y cocinamos durante 2-3 minutos más.
Solo nos resta marcar la carne en la plancha y servir con unos cristales de sal por encima.
Es un plato muy completo que nos ayudará a mantenernos con energía.
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